Todo comenzó un día de Agosto, tumbado en la cama con la que entonces era mi pareja, disfrutando de una agradable siesta. Yo no tenía mucho conocimiento de que era un desdoblamiento, ni de la energía en todas sus formas ni de nada...
Hacía calor, y me costaba dormir. En una ocasión me desperté, y sin abrir los ojos deje caer el brazo (que estaba encima de mi abdomen) hacia la cama. Me costó percatarme, supongo por lo dormido que estaba, pero la cama estaba "demasiado" dura. En el momento en que la noté, abrí los ojos para verla, y entonces mi sentido común explotó.
Lo que ví al abrir los ojos fue mi cuerpo físico, con la misma ropa que llevaba, en la misma postura en la que me había dormido, y a la persona de al lado también la ví exactamente igual. Estaba boca abajo, con mi espalda pegada al techo. Lo que estaba tocando mi mano como duro no era otra cosa que el techo de mi habitación.
Como ya he dicho, mi sentido común explotó, y me desperté muy sofocado, con mucho, mucho terror, un miedo transformado en pánico del que no sabía su procedencia.
Sabía perfectamente que lo que acababa de ocurrir no era un sueño, esa vivencia era real. Tardé un tiempo en recomponerme, y empecé a observar lo ocurrido desde un punto de vista más objetivo, y las dudas comenzaron a surgir. Había oído hablar de los viajes astrales, ¿sería eso un desdoblamiento?, ¿por qué ese pánico irracional?, ¿había estado fuera de mí realmente?.
Muchas dudas comenzaron a surgir, y con ellas también llegaron razonamientos positivos, que son los que me han llevado hasta hoy por un sendero de autoconocimiento y crecimiento personal. Sin duda, soy consciente de que aquella vivencia me había sido puesta en bandeja para ser capaz de elegir, de una manera más objetiva y con un abanico de opciones algo más amplio. Un razonamiento se apoderó fuertemente de mí: no es lo que veo, todo lo que hay.